miércoles, 27 de abril de 2011

Miércoles 27 de abril 2011

Hoy, mientras caminaba por la feria del libro, pensaba, si soy yo, o si los demás también hacen lo mismo: eso de caminar sobre la alfombra como quien se levanta de madrugada y no quiere despertar a nadie en la casa. Creo que soy yo, porque, definitivamente, ví a las demás personas moverse con absoluta normalidad. No es que yo no lo hiciera, pero me sorprendí en algunos momentos, caminando con cuidado, prestando atención los demás, tratando de no rozar nada con el bolso o las caderas. Sentí que me iba deslizando entre los libros, sigilosa, deambulando en el país de las palabras, buscando las mas difíciles, cada vez que doblaba en una calle alfombrada, y los lomos de los ejemplares se presentaron ante mis ojos, y después las tapas maravillosas, para luego abrirse y mostrarnos las historias, y laberintos de capítulos sin terminar...
Toqué libros con diseños extraños, sorprendentes, bellos, los toqué, los abrí, leí un poquito de cada uno, y los deseé, lo suficiente como para traerme un par, envueltos, y los demás, en las retinas, bien guardados, esperando la mesa de rebajas...

martes, 12 de abril de 2011

Martes 12 de abril de 2011 Me gusta el camino diario de vuelta a casa, desde la estación de Villa Bosch, desde que bajo del tren, adentrarme por el caminito rodeado de eucaliptus, ver a los chicos y chicas que salen de los colegios cercanos, con sus uniformes. Ahora entiendo lo que quería decirme Daniela cuando me explicaba todas estas nimiedades, a las que yo prestaba mucha atención. Sabía que en algún momento estas escenas del barrio iban a meterse en mi corazón, iban a ser de mi pertenencia. Cruzo la calle Luis María Campos, y tomo José María Bosch, camino una cuadra por esta calle concurrida y llena de negocios, pero tranquila, es la calle de un pueblo del interior, con la mercería, la ferretería, la agencia de lotería, la tiendita, la fiambrería, el bazar, la granjita, etc. Apenas empiezo a caminar por esta cuadra, a unos pocos metros de la esquina, está el vivero, es un negocio chiquito, pero con muchas plantas en la vereda, que conozco de memoria, pero todos los días las miro como si recién las descubriera. Me gusta el vivero, me gusta pasar por el vivero, me gusta tenerlo cerca. Hoy, de pasada, compré una Violeta de lo Alpes, con flores de color fuccia. La señora, la dueña, me explica que es una planta que no necesita sol, que tiene que estar en un lugar fresco, y ser regada con agua bien fría. Me siento bien al escuchar los detalles, me siento bien comprando una planta en mi vuelta del trabajo, me siento bien... Llego a casa, y al abrir mi correo me encuentro con unas lindas palabras, con lindas noticias, que abren puertas en mi corazón. Y yo con una Violeta de los Alpes, mucho cansancio por el día de trabajo, pero con una Violeta de los Alpes y una sonrisa. Cuando disfruto enormemente de estas cosas, siento que es de buen augurio, que es un presagio de que algo o alguien va a venir. Te estoy esperando, mi corazón, mi casa, la familia que vive en esta casa, osea, mis plantas, mis libros, y yo, te esperamos. Agua bien fría -dijo la señora -y fresco, mucho fresco

lunes, 4 de abril de 2011

Lunes 04 de abril, 2011 Hay unas cuestiones sobre las que quiero escribir, que me dan vueltas en la cabeza hace días. No sé si son descubrimientos, son mas bien pensamientos que quizás no querían aflorar, hallar la luz, pensamintos que me definen, me bordean. Ultimamente estoy pensando mucho en el desamor, en la soledad, en lo terrible que sería que la vejez me encuentre sola, sin nadie que me ame, sin alguien a quien amar. Definitivamente pensé en Leandro, en la relación que me unía a Leandro y que me sigue uniendo a su recuerdo. Fue el hombre que mas amé, con quien tuve mas afinidad, con quien compartí mas tiempo, porque fue el noviazgo mas largo que tuve, el compromiso mas serio. Amé a Leandro en su esencia, un amor puro, lo admiraba, aunque a veces no se lo hiciera notar. Leandro también me amó, de una manera menos egoísta y mas sana que la mía, Leandro daba paz, yo, definitivamente, no. el caso es que un día no me amó mas, dejó de quererme, así, con mucho trabajo de su parte, creo, porque le costó asumirlo, le llevó tiempo decidir que termináramos. Todavía me cuesta asumirlo, es muy difícil, cuando alguien te pregunta: por qué se terminó lo de ustedes??? Porque no me quería mas. NO ME QUERÍA MAS, NO ME QUERÍA MAS!!!! Leandro me dejó de querer, ya no estaba enamorado de mí. Puede pasar, obvio que puede pasar, está visto que pasó. Hay que decirlo, eso es todo, tengo que meterme en la cabeza que pasó, que me pasó a mí, que el hombre que mas amé en la vida, que me amaba muchísimo, un día no me amó mas, un día terminó conmigo, un día conoció a otra mujer y empezó una nueva historia, un nuevo amor. Creo que es hora de admitir la derrota, de decir que quizás la ultima imagen que tuvo en la mente al momento de morir, fue el rostro de esa mujer, y no el mío, no porque me despreciara, ni mucho menos, sino porque sencillamante, era el momento de ser feliz al lado de esa mujer. Es difícil, pero una de las cuestiones es esa: no puedo postergarme, no puedo comparar a los hombres que conozco, con él, porque sí, fue maravilloso, pero también me abandonó, durmió con otra, me reemplazó, y murió amando a otra. Entonces, empecemos por esta cuestión, que es la primera, pero no la única que pienso desarrollar. Leandro me dejó de querer, murió, si, pero antes de eso, ya me había dejado de querer...