martes, 3 de julio de 2012

Martes 03 de julio, 2012
23:17hs

Parece que en mi espalda conviven dos contracturas, dos dolores, uno mas viejo, que parece imperceptible, pero existe, y otro mas nuevo, que tensa mis nervios, y se eleva como un rayo hasta mi nuca. Hace casi cuatro años, me caí del techo, sentí que me moría, pero sobreviví. Mi espalda se golpeó mucho, y desde ese día le quedan huellas. Inmediatamente después, me enteré de una muerte, la muerte de un ser muy amado, muy especial. Dos dolores en mi omóplato derecho. El izquierdo, ahora me está molestando. Hay otra situación, los músculos se ven azul oscuro, petróleo. Hay un amor que no fluye, un amor estancado, que no tiene cauce. Va desde el centro de mi columna, hacia mi cabeza, y vuelve, no tiene destino. Intenté depositarlo en un corazón que no lo quiso, pero en lugar de desarmarse, y dasaparecer, mi amor crece, abarca mi costado, mis hombros, la clavícula, el cuello, la nuca, quiere ser, quiere amar, y así, aliviarse...

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