sábado, 22 de enero de 2011

18:35

No acude el sueño, si, las ganas imperiosas de escribir, ahora tengo este espacio, ahora me reconcilio con las palabras. No acude el sueño, sí las ganas de salir al patio, abrir la puerta, ver mis plantas, hablarles, regarlas, acuden las ganas de tomar un mate mirándolas, y entre cebada y cebada, también siguen estas ganas de decir, (por suerte no se van), acuden mas intensas, como el sabor del dulce de naranjas traído de San Luis. No acude el sueño, la almohada me hace doler la cabeza y creo que ese es el motivo por el que después no me acuerdo de los rostros con los que soñé. Acuden las ganas de ver el cielo, y que la tarde me lleve en sus columpios mágicos y entre tanto, escribir...

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