jueves, 27 de enero de 2011

Jueves 27 de enero
21:36hs

Recién llegada del gimnasio, aún con la piel perlada de transpiración, ligera de ropas, sentada frente este cuaderno virtual. Quería contar que estoy muy orgullosa de mí, de mis avances en la clase de Tae-bo. Porque recuerdo la primera vez que asistí, con vergüenza, por mis kilos de mas, y la imposibilidad de soltarme en los movimientos, me veía tonta dando patadas, tirando piñas, decía:esto no es para mí. Hoy, me sentí orgullosa, siguiendo la clase al lado del profesor, con mi calza azul, remerita blanca, empapada, muuuchos kilos menos que aquella primera vez, y nada me parece tonto, ni ridículo, siento que mi cuerpo está cómodo, que danza, que se divierte, que necesita esa música a todo volúmen a las ocho de la noche, que necesito tirar esas piñas dirigidas casi siempre a enemigos imaginarios, (o no tanto), que mi corazón siente que puede todo, que todo me sale bien...y saben qué? Es un momento en que me veo realmente hermosa, mas allá de toda vanidad. Amén.

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